Finalidad del blog
Nosotras somos Betriz Gonzalez y Beatriz Vila de 4ºC y hemos creado este blog con la finalidad de que atraves del podais conocer de forma agradable el mito de ulises,quienes son sus presonajes ,alguna de sus obras y poemas en los que este se refleja.
sábado, 10 de diciembre de 2011
repercusión literaria del mito
La repercusión del tema de Ulises y sus aventuras en la literatura de
todas las épocas y en todos los géneros literarios llama la atención de cualquier lector medianamente interesado en la pervivencia de los grandes temas y autores de la literatura clásica.Lo significativo de la presencia de tales mitos en la
literatura actual,estriba en que su
aparición se encarna a veces en la obra de autores en absoluto proclives,por las propias características de su temática habitual, al uso de temas
derivados del pasado clásico. Esta circunstancia podemos atisbarla en una
reciente entrega del poeta sevillano Javier Salvago,
cuyo quehacer poético,encasillado en los amplios márgenes de la poesía de la experiencia,se mueve entre la referencia autobiográfica, entre el prosaísmo y la ausencia de idealizaciones, todo ello
con el denominador común de una postura vital de cierto desencanto
hacia la vida y sin que pueda decirse que el poso de la
tradición más puramente clásica esté presente en sus versos. En cambio,
en su último libro (Salvago, 1996) es precisamente el tema del mito
odiseico, en la mirada selectiva que el poeta hace del relato clásico, lo
que da entidad y unifica a los distintos poemas recogidos en la obra.
Evidentemente, desde el punto de vista de la tradición del tema de
Ulises en la literatura española esta recreación de Salvago no supone
ninguna novedad ni un hito aislado en el panorama de la pervivencia de
la mitología clásica en nuestras letras. En todos los géneros literarios,puede apreciarse una cierta querencia hacia las
aventuras del héroe de Ítaca: en la novela desde el Prometeo de Ramón
Pérez de Ayala hasta la reciente entrega de Manuel Vicent titulada Son de
Mar, pasando por La aldea perdida de Armando Palacio Valdés, Las
mocedades de Ulises de Álvaro Cunqueiro o La cólera de Aquiles de Luis
Goytisolo en el teatro las conocidas adaptaciones de Antonio Buero Vallejo en La
tejedora de sueños, Gonzalo Torrente Ballester en El retorno de Ulises,
Antonio Gala en ¿Por qué corres Ulises? o Fernando Savater en El último
desembarco y en la poesía los múltiples textos que de una forma u otra
tocan alguno de los variados temas, desgajados en la tradición del cuerpo
del relato, a propósito del periplo de Ulises.En este ámbito no es tampoco, desde luego, el testimonio de Salvago el único que puede apuntarse entre los más significativos de la última poesía española: aparte de otras alusiones al relato mítico, fuera de los novísimos, que pueden leerse en Álvaro Salvador, Víctor Botas o Aurora Luque, son dignas de contarse como muestras de la vitalidad actual del
tema de Ulises las recreaciones de Carlos Clementson en su poema
titulado "El viajero", de Amalia Iglesias Serna en su "Ítaca no existe" o de José Julio Cabanillas en su breve composición titulada "Ulises".
Entrando ya en la obra de Salvago que aquí nos ocupa, cabe señalar
inicialmente que en este Ulises, como adelantamos más arriba, el
argumento mítico articula y da sentido global al conjunto de poemas
recogidos en él, pues la visión de la vida y el tono general de todo el
libro, y en especial de la composición titulada asimismo "Ulises ", es, o
parece serlo, una metáfora palpable y evidente del relato clásico o,
viceversa si se quiere, el relato clásico -en la línea, y sólo en la línea, de
otras tantas recreaciones del mito- resulta ser una metáfora de la vida
misma. La poesía de Salvago ha sido y es, según se comentó más arriba y
mucho más que la de otros poetas de la experiencia, poesía del
desencanto y del desengaño, quejosa poesía de ironía melancólica y de la
decepción. Con Ulises, me refiero al libro, Salvago realiza un viaje de
vuelta hacia la infancia, hacia su pueblo natal y hacia los personajes y
momentos que llenaron los años vividos que son contemplados ahora con una desencantada melancolía por los ojos de quien vuelve a su patria
después de bregar por la vida y encuentra que casi todo ha cambiado.Así,
la melancolía del poeta que vuelve desencantado de la vida tiñe también
de melancolía los lugares conocidos y los recuerdos que afloran al contemplarlos.
Por su lado, el poema titulado "Ulises" nos ofrece esta misma visión
desencantada de la vida y en él podemos adivinar una evidente responsión del relato odiseico y un uso desmitificador del
personaje de Ulises, todo ello en consonancia con el tono de la obra y, en
general, con el de la poesía de Salvago. En resumidas cuentas y en
relación con el contenido, el poema nos presenta los distintos momentos
de la jornada diaria de un personaje -que parece ser el propio poetadesde
que se levanta por la mañana para ir al trabajo hasta que vuelve
por la noche a su casa y se reencuentra con su esposa y su hijo.A lo largo
de esta rutinaria odisea diaria y particular el poeta nos ofrece una serie de acontecimientos en la vida de su personaje que vienen a ser un . claro remedo de algunas de las distintas aventuras que asaltan a Ulises en su regreso a Ítaca, bien porque el poeta lo mencione explícitamente bien porque la situación pintada por Salvago así lo sugiera.
El personaje del poema de Salvago marcha,por la mañana, como
el Ulises del mito, a su batalla particular, a su lucha diaria con la vida.
El destino es su lugar de trabajo, a donde llega después de no pocos
rodeos, después de salvar los muchos obstáculos que se le ponen por
medio, tan arduos como para llevarlo a la negación de emprender esta
batalla diaria: la mirada desdeñosa de la portera, la esquivez de los
vecinos, la consustancial desgana y desencanto del personaje, el ritmo de
la ciudad.
Por si fuera poco, su descontento aumenta en el despacho; la rutina del
trabajo, la mentira de su oficio de redactor publicitario cuyo hastío sólo
consigue vencer ante la necesidad apremiante en que se ve para pagar
las deudas.
El sentimiento de desgana y desencanto, verdadero hilo conductor del
poema, prosigue aún incluso en los momentos en que el personaje se
substrae de su tarea diaria. La hora de la comida es también motivo para
la queja, pretexto para la reflexión en negativo acerca de la vida.
Y sigue la gran mentira que acecha a cada instante, a pesar de que este
nuevo Ulises se deja seducir por el canto de Sirenas que le llega desde un
lugar cualquiera, por si allí encontrara un sucedáneo de la felicidad por
un instante.
Convencido una vez más del inútil trabajo de la vida, se encamina de
nuevo a su tarea laboral consciente de la rutina, del peligro que se
esconde en esa gruta a la que le conducen sus pasos, como el Ulises del
mito.
Y tras salir del trabajo, la vuelta a casa le depara pocas novedades: sólo la
tentación de alguna aventura amorosa con una joven (tal vez una nueva
Circe o Calipso) para la que le falta entusiasmo y coraje, la constatación
de que ha pasado el tiempo y ya no es el de entonces.Y este camino de
regreso se hace largo y cansado, como en el mito, porque el Ulises de
Salvago retorna a pie y ello le sirve para reafirmar más, en su recorrido
por la ciudad, el desencanto que tiene hacia la vida al comprobar las
pocas cosas nuevas, por ya experimentadas, que se le ofrecen.
Y, finalmente, su llegada a casa. Allí lo esperan su mujer y su hijo, ya
dormido. Pero el recibimiento, lejos de lo esperado por él (ese remanso
de paz anhelado durante todo el día), está a tono con la jornada. Su
paciente mujer, ensimismada en su labor, lo recibe fríamente y
quejándose de la soledad que vive a diario, del desdén que sufre por su
parte y del poco interés que muestra por sus cosas: la discusión está
servida y no hay cesión por parte alguna. Ambos se entregan por fin al
sueño donde encontrar un poco tregua y un atisbo de libertad.
Éstas son, de forma sumaria, las líneas maestras del poema de Javier
Salvago que, como habrá podido comprobarse y he ido señalando,
contiene algunos elementos del relato odiseico. Pero, aparte de estas
similitudes del texto del poeta sevillano con la Odisea (ya sea la
homérica ya la de Joyce), merece la pena destacar los aspectos del relato
que Salvago ha desmitificado en relación con la tradición de la leyenda;
algunos son coincidentes con poemas de autores anteriores, pero otros
son estrictamente propios y responden, como decía antes, al tono general
de su poesía. Y todo ello tiene, a mi juicio, una relativa importancia
porque, como ya dije, estamos ante un poeta, ante un tipo concreto de
poesía, en la que el mundo clásico está prácticamente ausente. De ahí
que el uso que se haga del mito dentro de esta tendencia poética tenga
que ser necesariamente distinto a como se ha venido haciendo hasta
ahora, porque los intereses poéticos son también distintos.
El poema de Salvago, además de ofrecernos una visión distinta del
Ulises de la leyenda clásica, nos ofrece un personaje contestatario
también de esos otros Ulises, o del hecho en sí de su viaje, que ha forjado
la tradición posterior. No se hace aquí una defensa a ultranza del sentido
metafórico del viaje odiseico como se hacía en el famoso poema "Ítaca"
de Cavafis, en la idea de que lo que importa no es la meta, sino el camino;tampoco se nos presenta un Ulises desencantado de su llegada a Itaca y
anhelante de las aventuras vividas antes de su regreso, como podemos
ver en algunas recreaciones actuales, tanto teatrales como poéticas. del
mito. Tenemos ahora un Ulises desencantado absolutamente por todo.
que no posee ni siquiera interés alguno por emprender con arrojo la
lucha diaria; que no encuentra, porque todo lo invade la mentira, razón
alguna para dejarse seducir por cantos de Sirenas, ni por jóvenes
atractivas que le ofrecen sus encantos: un Ulises que, para colmo de sus
males, ni siquiera encuentra la paz deseada en su recoleta isla. su hogar. al
lado de su mujer y de su hijo, sino en el sueño (a propósito de lo cual,
por si acaso alguien pudiera pensar que el desencanto de la vida puede
salvarse con los sueños, Salvago dice en el poema final que cierra el libro
-"Epílogo "-: "Soñar es gratis, dicen. Sin embargo, / quien ha soñado sabe
que los sueños / se suelen pagar caro "), ese sueño, en fin, que. en su
aspecto fisiológico, es anticipo por fascículos de la muerte. Tenemos, en
la línea de la urbanidad que marca especialmente la poesía de la
experiencia, un Ulises que es el hombre de hoy, ese animal de ciudad que
sale a diario a enfrentarse a su lucha particular y rutinaria y suele de
ordinario volver derrotado, que no tiene una Penélope tan paciente
como la homérica ni un Telémaco tan preocupado por su padre que
emprende su búsqueda.
Este poema de Javier Salvago demuestra, en fin, que los mitos clásicos
perviven más allá de los imperativos poéticos y de las modas de turno,
camuflados o revestidos con nuevos ropajes y encaminados a nuevos
fines, pero al fin y al cabo renovados en estos ecos actuales y dotados
siempre de plena vigencia.
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